Mañana vuelvo a casa, voy a intentar escribir lo que he vivido estas semanas en India durante los próximos días. Os debo muchas entradas y muchas anécdotas. Poco a poco os iré contando, el acceso a internet ha sido voluntariamente limitado. He intentado vivir el «aquí y ahora» en todo momento, sin redes, sin correo, sin noticias.
Es por eso que no me había enterado del terremoto. Gracias por todos los mensajes, estoy estupendamente en Chennai. Es mi última noche, me alojo en un hotel con wifi y agua caliente, mañana ultimo compras y al aeropuerto. ¡Qué rápido ha pasado el tiempo!
Este post es un agradecimiento general. Especialmente a todos mis patrocinadores. Os debo la mejor experiencia de mi vida, sin duda, de la que más he aprendido sobre mí misma y el mundo en el que vivo. Un inmenso «GRACIAS» para mamá, porque aunque temblando de miedo, me ha apoyado desde el principio en esta aventura.
Muchísimas gracias a los que me habéis ayudado y apoyado en los momentos difíciles de la preparación. Gracias a las personas que han compartido su experiencia conmigo. Muchísimas gracias a todos los compañeros de viaje (ninguno entenderá castellano, no pasa nada). Nandri, para los tamiles; nani, para los keralíes. Reconozco que India puede parecer un país pobre, una potencia en desarrollo, pero me atrevo a decir que es un país tremendamente rico. Rico, sí. Su gente, en mi opinión, es su mayor riqueza.
Estoy deseando volver y daros un fuertísimo abrazo.
GRACIAS,
Jen.